www.elvuelodelasletras.com
En esta emisión tratamos de incluir a los escritores que trascendieron destacadamente como cuentistas, aún cuando hubieran cultivado otros géneros literarios.
Es un gran error privarnos de la lectura de estos enormes genios, ya sea por temor o menosprecio. Su poesía está ahí, desde hace cinco siglos y sigue tan vigente y "disfrutable" como entonces.
En esta denominación caben muchos libros, pero nos concretamos a aquellos que no tienen modo de salir de tal categoriazación.
Su poesía se cataloga como "vanguardista" y, a principios del siglo XX, lo era. A principios del siglo XXI mucha de la orignialidad de sus creaciones nos sigue sorprendiendo.
La obra más conocida de Camilo José Cela, según algunos no la mejror, pero sin lugar a dudad absolutamente imprescindible.
No podemos atribuir al azar la forma en que Ruy Sánchez decidió ubicar el universo particular de su obra mayoritaramiente en Mogador, hipotéticamente al norte de África, en todo caso es alguna forma de predestinación.
La gran escritora Lina Meruane, nos nara la historia de dos hermanas, con el trasfondo detallado de la vida en el campo de su país natal: Chile.
Pese a haber nacido muy al norte su se desarrolla, casis simpre en ambos lados de la frontera sur de su páis. Y, si bien, sabe dibujarnos un lugar idílico, los sucesos son ajenoa s cualquier forma de idealización.
Los sucesos improbables llaman nuestra atención al ocurrir en la realidad, ¿cómo se deben manejar cuando ocurren en el universo ficticio que maneja cualquier creador de ficciones?
Libros de difícil lectura
Los cuentos de la escritora argentina Silvina Ocampo nos llevan a mundos cotidianos pero no por ello menos sorprendentes.
Siendo muy grande su participación en la Academia mexicana de la Lengua, su obra no es tan extensa como sería más que deseable.
Un viaje por la geografía y la cultura de una región que es muchas regiones y que pudiera situarse en todas partes y en ninguna. También es un viaje desde la percepción y las intenciones del propio protagonista.
Todos tenemos un libro que leímos muy lentamente, o que nos hizo claudicar en nuestra intención de leerlo, incluso en reiterados intentos.
Pese a tener la longitud precisa y necesaria, sus cuentos tienen la virtud adicional, y no tan frecuente, de atraparnos en las primeras líneas y hacernos muy dificl pausar su lectura.